martes, 10 de febrero de 2009

ALGAS: esas grandes desconocidas

Hoy se conocen más de 24000 especies de algas, de las cuales solo unas pocas se utilizan para la alimentación o con fines medicinales. Conocidas como “las verduras del mar”, en países como Japón forman parte de la dieta diaria desde hace miles de años. Pero las algas no son algo exótico que viene de países remotos. Por ejemplo, en las costas de Redondela (Pontevedra), podemos encontrar algas típicamente atlánticas como el espagueti de mar, el musgo de Irlanda y el fucus. Aunque se pueden tomar en forma de suplementos dietéticos, lo más sencillo y eficaz es añadirlos a la dieta diaria.

BENEFICIOS DE SU CONSUMO:

Son muy ricas en vitamina E (antioxidante) B12 (que suele faltar en las dietas vegetarianas) y provitamina A o betacaroteno (fundamental para retrasar el envejecimiento y proteger la piel y las mucosas de los radicales libres.
Contienen más fibra dietética que ningún vegetal, lo que ayuda a controlar los niveles de colesterol y previene la obesidad, el estreñimiento, las hemorroides, el cáncer colonrectal y otros trastornos del aparato digestivo. Son muy eficaces en regímenes de adelgazamiento.
Estimulan el metabolismo y las glándulas secretoras, la limpieza del sistema linfático, la eliminación de ácido úrico, grasa superflua y toxinas de la sangre.
Fortalecen el sistema inmunitario, son tonificantes y protegen la piel y el cabello.
Son una excelente fuente de proteínas vegetales, muy digestibles y que aportan todos los aminoácidos esenciales. Además no contienen colesterol, grasas saturadas, pesticidas ni hormonas.
Estimulan, revitalizan y nutren la piel.
Son diuréticas, combaten la pesadez de piernas y la mala circulación.

MOTIVOS PARA CONSUMIRLAS:

Todos los beneficios que aportan a nuestro organismo.
Son un alimento muy versátil.
Es una forma de sorprender y hacer cada comida más innovadora.
Es otra manera de aportar vitaminas y minerales a nuestra dieta.
Hay muchísimas, fijo que hay alguna que te gusta.
Se pueden cocinar de mil maneras, incluso se pueden comer sin percibirlas.

viernes, 6 de febrero de 2009

jueves, 5 de febrero de 2009

El zumo de naranja

El zumo de naranja es líquido obtenido de exprimir el interior de las naranjas (Citrus sinensis), generalmente con un instrumento denominado: exprimidor .
El mayor exportador de zumo de naranja es Brasil, seguido de Estados Unidos (principalmente Florida). Los usos culinarios del zumo de naranja son diversos, predominando su uso como refresco.

El zumo de naranja es un producto alimenticio complejo compuesto de diversos ingredientes, hoy en día puede adquirirse exprimido en envases de tetra brick en casi cualquier supermercado.

El zumo de naranja fresco tiene un sabor frutal y ácido. Contiene gran cantidad de
vitamina C (ácido ascórbico). Algunas fábricas añaden ácido cítrico o ácido ascórbico a sus productos, además de otros nutrientes como el calcio y la vitamina D. [] La calidad del zumo de naranja se ve influenciada principalmente por factores microbiológicos, enzimáticos, químicos y físicos, que suelen ser los que comprometen las características organolépticas (aroma, sabor, color, consistencia, estabilidad, turbidez y separación de las fases sólidas/líquidas) así como las características nutricionales (vitaminas). En conjunto estos factores y sus alteraciones se producen durante la cadena de refrigeración, distribución y almacenamiento del producto.

Sobre las propiedades microbiológicas se pueden controlar con procesos térmicos que disminuyen las poblaciones tales como la
pasteurización. Con este tratamiento se previenen sobre todo las bacterias lácticas de las que afortunadamente se puede decir que presentan una resistencia baja a los tratamientos térmicos. El zumo de naranja se considera un alimento ácido (de pH bajo[]) y es por eso que el tratamiento térmico difiere de la leche. [][]No obstante existen algunos hongos que pueden sobrevivir a pH bajos como el Byssochlamys y que pueden deteriorar el sabor final del producto.

Entre los factores químicos a destacar de esta bebida se encuentra la naturaleza oxidativa del zumo de naranja (similar a la de los demás cítricos) debida a la vitamina C que obliga a envasar en un tiempo limitado para no verse afectado el sabor.
Uno de los usos culinarios primordiales del zumo de naranja es como refresco y es muy empleado en muchos desayunos del mundo: es parte del famoso desayuno inglés. Se emplea en la elaboración de algunos cocktails como el destornillador, el Feuerzangenbowle (ponche navideño en alemán), la sangría, el agua de Valencia (mezcla de cava y zumo de naranja). Su carácter ácido se emplea en la elaboración de salsas como la salsa rosa o en preparaciones como el ceviche o algunas vinagretas para ensaladas. A veces se emplea en la preparación de alimentos como un ingrediente más, por ejemplo, la torta Baja California de México.

La naranja posee altas concentraciones de vitamina C y sustancias con actividad prebiótica. Uno de los efectos beneficiosos de la naranja más conocido por los consumidores es el papel que desempeñan en la potenciación de la inmunidad. Destaca la concentración en vitamina C y su capacidad para prevenir procesos víricos banales, como los conocidos resfriados. Pero no sólo es importante esta vitamina, sino que tiene sustancias con destacada actividad prebiótica. Hasta hace unos años, poco se conocía sobre los alimentos prebióticos. Hoy en día, existen diversos alimentos elaborados a base de estos principios en cualquier supermercado.

El éxito de las sustancias prebióticas se debe a los efectos positivos de los componentes especiales de sus fibras dietéticas en la flora microbiana del tracto digestivo. Varios grupos de investigación están estudiando la posibilidad de que estas sustancias desempeñen un papel importante en la prevención del cáncer de colon. La naturaleza ha diseñado el medio gástrico e intestinal de forma que destruya y elimine los microorganismos que ingerimos con la comida. Sin embargo, parte de las bacterias prebióticas del ácido láctico sobreviven al paso por el estómago y el intestino delgado, para alojarse en el intestino grueso, donde desarrollan una actividad positiva si se ingieren con regularidad.

En el caso de la naranja y su zumo, parte de la fibra posee esa acción prebiótica. El gran interés que despierta se centra en que el consumo regular permite el crecimiento de los microorganismos beneficiosos de nuestro colon, lo que indudablemente puede redundar en beneficios para la salud a largo tiempo.

Los antioxidantes pueden capturar y neutralizar algunas sustancias susceptibles de deteriorar el material genético mediante la oxidación. De esta forma, la vitamina C actúa en el líquido intracelular, lo que facilita reducir la actividad oxidativa, en el mismo momento que se inicia la formación de sustancias oxidantes muy activas, como el oxígeno y el peróxido de hidrógeno.

La vitamina C, al frenar la oxidación, tiende a degradarse muy rápidamente por acción del oxígeno del aire o la luz. En este sentido, un zumo recién exprimido mantiene sus propiedades unos minutos después de ser obtenido. Sin embargo, si lo guardamos en el frigorífico, es posible que consigamos mantener sus propiedades media hora, pero más allá de ese tiempo se habrá perdido una parte muy significativa de su actividad antioxidante.

Por este motivo, especialmente en los zumos envasados, los envases de consumo individual pueden ser una buena solución ya que consiguen mantener las propiedades nutritivas y que no se pierda su valor biológico.

Las variedades de naranja más conocidas son Navel, Navelina, Navelate, Sanguina, Salustiana y Valencia late. Pese a que el destino principal de la naranja es el consumo humano directo, sus subproductos como el aceite esencial también son muy apreciados. Uno de los residuos que genera la naranja, la cáscara, suele aprovecharse para extraer aceites esenciales y también para secarse al sol. Este proceso suele acabar en alimento para el ganado, especialmente porcino y vacuno, como pienso.

martes, 27 de enero de 2009

1) LOS NIÑOS Y EL DEPORTE:
Deporte es aquella actividad física en la que los músculos consumen más oxígeno y por tanto la respiración se acelera. Para esta práctica también se necesita un aporte extra de energía.

Los niños ya de por sí suelen moverse bastante por lo que su actividad física por naturaleza ya es moderada debido al juego, la necesidad de investigar y el ímpetu por saber. Pero aparte de esta actividad física los especialistas cada día recomiendan más que los niños practiquen un deporte en concreto regularmente.

Lo malo de esta práctica es que los lleva a competir ya desde pequeños y a que ganar sea lo primordial, lo único que importe, sin que disfrutar o ganar en salud cuente sobre el terreno de juego.

Pero esto no es un problema de los niños ya que lo que ellos muestran es lo que sus padres les han transmitido y estos al borde de la cancha exhiben una tensión muy elevada y un excesivo nerviosismo. Para realizar un cambio, por tanto se necesita una nueva forma de educar y eso hay que aprenderselo desde niño.

Por eso si queremos que los deportistas del futuro se alimenten para ganar en salud y no para tener mejores resultados deportivos debemos aprender a los niños de hoy en día a alimentarse correctamente ya que ellos harán el resto. Seguro que le transmitirán a sus hijos lo importante que es la alimentación antes y después del partido y que se debe de cumplir siempre aunque el resultado no sea el esperado.

2) ¿QUÉ SE CONSUME DURANTE EL DEPORTE?
El consumo energético que un niño o una persona adulta en condiciones normales tiene cuando se encuentra practicando deporte va a estar condicionado por los siguientes factores:

·La intensidad y duración del esfuerzo.
·El nivel de absorción de oxigeno. Cuando se entrena con regularidad los músculos se acostumbran y consumen menos oxígeno.
·El sexo. Los hombres tienen ya en reposo un gasto metabólico superior al de la mujer.
·El peso corporal. Cuanta más grasa se tenga más disminuye la capacidad de obtener energía.
·La cantidad de masa muscular.
·El clima, ya que con el frío la demanda energética es mayor.


Es importante e incluso se podría decir que fundamental el papel de la alimentación ya que por culpa de no aportar los nutrientes necesarios o por falta de hidratación todos los esfuerzos puestos en mejorar pueden no servir para nada.

3)LA ALIMENTACIÓN DEL DEPORTISTA
Un deportista necesita una alimentación diferente a la población en general ya que el consumo también es muy distinto al de una persona que no practique nada de ejercicio. Necesitan un aporte diferente de calorías, hidratos de carbono, grasas y proteínas.

En general se puede decir que necesitan que entre un 50 y un 70% de su dieta provenga de carbohidratos ya que son el principio inmediato de más fácil absorción y además son el principal combustible para la contracción muscular. Se encuentran principalmente en pastas, cereales, legumbres, pan y ya en menor cantidad aunque aún considerable en frutas y verduras.

Tampoco nos podemos olvidar de los líquidos ya que los deportistas pierden mucho a través de la sudoración. Es muy importante ingerir por lo menos una cantidad de líquido igual a la que se pierde para que el equilibrio del cuerpo se mantenga estable.

Aparte de las cinco comidas habituales si el deportista suele entrenar a diario sería recomendable que hiciera un mayor número de ingestas de acuerdo con su horario de entrenamiento.

Las proteínas son fundamentales en cualquier dieta pero más en la de un niño que practique deporte ya que ellas son las encargadas de formar el músculo. Aunque las podemos encontrar en los cereales, legumbres, frutas y verduras su “calidad” es inferior a las que se encuentran en la leche y derivados, huevos y carnes.

Las grasas aunque no consideradas como “malas” son necesarias en pequeñas cantidades e incluso llegan a ser ahorradoras de glucosa en ejercicios aeróbicos. Deben cubrir entre un 20 y un 30% de la alimentación del deportista. Las saturadas de origen animal se encuentran en carnes, yema de huevo, lácteos enteros y vísceras, mientras que las insaturadas están presentes en los aceites vegetales.

Es importante también la presencia de micronutrientes para obtener una alimentación equilibrada. Dentro de este grupo, llamado así porque se necesitan en menor cantidad, se encuentran los minerales y las vitaminas. Si no son ingeridos en la dieta diaria se puede producir déficit de alguno de ellos que deriva en enfermedad (hipovitaminosis, anemia, etc.). Se encuentran en todos lo alimentos .


4) ALIMENTACIÓN PRE Y POST DEPORTIVA
Hasta una hora antes de la actividad física es recomendable el consumo de un número elevado de hidratos de carbono tantos sólidos como líquidos. Se recomienda evitar las comidas ricas en grasas y proteínas puesto que su digestión es lenta y difícil pudiendo causar trastornos gastrointestinales además de no contribuir a mantener los niveles de glucosa sanguínea. Tampoco es recomendable consumir fibra en exceso ya que esta puede llegar a ocasionar diarrea al aumentar el peristaltismo intestinal.
Después de realizar la actividad física se tiene que conseguir reponer las reservas de glucógeno para lo que será necesario ingerir una comida rica en hidratos de carbono, mayor fuente de esta sustancia. Esta comida se debe realizar inmediatamente después y se debe aumentar un poco el consumo de este principio inmediato en las horas siguientes.

Tanto antes como después del deporte es muy importante el consumo de una elevada cantidad de líquido.

5)ALIMENTACIÓN EN EL MOMENTO DEL DEPORTE:
Durante el ejercicio debemos aportar a nuestro organismo bebidas isotónicas de bajo residuo, cuyos objetivos son:
  • Rehidratar.
  • Prevenir la hipoglucemia (sobre todo en esfuerzos prolongados)
  • Combatir la formación de ácido láctico.
  • Impedir la hiponatremia y el descenso acusado de las sales minerales.
  • Mantener tasas sanguíneas de aminoácidos con objeto de evitar o retrasar el catabolismo proteico.

jueves, 22 de enero de 2009

Los 6 errores más frecuentes en la alimentación infantil

1) Impedir que los niños entren a la cocina.
Los niños que se involucran en la preparación de los alimentos están más dispuestos a probarlos.

2) Presionarlos para que prueben los alimentos.
La insistencia de los padres hace que los niños rechacen esos alimentos.
La mejor conducta es animar al niño a que pruebe el alimento y no molestarse si el niño lo rechaza y no elogiarlo si lo come. En ambas circunstancias los padres deben mostrarse neutrales.

3) Mantener los alimentos que le gustan lejos de su alcance.
Si los padres ponen algún alimento fuera del alcance del niño, éste automáticamente lo deseará más. La mejor estrategia es no llevar a casa golosinas poco nutritivas y permitir que el niño tenga libre acceso a los alimentos, para que elija por sí mismo.

4) Hacer dieta frente a los niños
Los hijos tienden a adquirir los hábitos alimenticios de sus padres. Si el padre o la madre están siempre preocupados por los alimentos que pueden hacerles ganar peso, dichas conductas serán adoptadas por lo niños, quienes adquirirán entonces nociones erróneas respecto a lo que es una alimentación nutritiva.

5) Servir vegetales “aburridos”
Muchos padres dan a sus hijos vegetales hervidos, que a los niños suelen parecerles poco apetitosos. Es una buena estrategia añadirles un poco de mantequilla, aderezos o queso, lo cual mejorará muchísimo el sabor y ayudará a que el niño se aficione a las verduras.

6) Darse por vencidos.
Muchos padres se dan por vencidos demasiado pronto. Se ha comprobado que a veces es necesario hacer 10 ó más intentos para que un niño acepte un alimento nuevo.
Lo más importante de todo es que los padres tomen el asunto con tranquilidad. Unos padres demasiado ansiosos por la comida transmitirán dicha ansiedad al niño que puede desarrollar conductas anormales hacia la alimentación o usar esto para controlar a los padres.

miércoles, 21 de enero de 2009

Del la leche a la papilla

Hasta los 6 meses del primer año de vida es estrictamente necesario el amamantar a los bebés debido a que se completa la formación de sus funciones intestinales por esta vía (por ejemplo, las enzimas que se encuentran en el estómago e intestino).

A partir de los 6 meses es necesario el cambio de alimentación no solo porque se lo indiquen oficialmente, sino porque el bebé va progresivamente dejando de serlo y sus necesidades nutricionales cambian. El bebé ya no puede mantener una alimentación única de leche materna. Eso le llevaría a una desventaja nutricional.

El cambio de alimentación requiere ayuda y paciencia. Lo primero es tener control sobre las posibles intolerancias alimenticias, es decir, si algún alimento produce diarrea, aumento de temperatura, estreñimiento, u otro tipo de enfermedades al bebé. El organismo del bebé debe irse acostumbrando progresivamente.

Una ayuda clara para el paso de la lactancia a la alimentación de transición, es la del Dr. Manuel Hernández, depto de Pediatría de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), y jefe del Hospital del Niño Jesús, Madrid.

Edad de introducción de los distintos alimentos en la dieta del lactante



Recuerden que alrededor de los 7 meses el niño reconoce emociones primarias en las figuras cercanas que le cuidan, por lo tanto si la madre o el padre se pone muy tenso a la hora de dar alimentos, el bebé podrá manejar bastante la situación, poniéndose también muy tenso.

Para el cambio de lactancia a alimentación de transición, siguiendo las recomendaciones de la tabla anteriormente mencionada, el único problema que se presenta es el de la autoridad y firmeza en la decisión del cambio alimenticio, pues, quienes saben lo que necesita para continuar creciendo son los padres. Es absolutamente contraproducente mantener a un bebé con lactancia materna exclusivamente después del primer año. El bebé se verá en un riesgo severo de desnutrición.

Si el bebé llora porque no quiere comer, y los padres recurren al pediatra, puede que él recomiende el uso de jarabes o complementos para el apetito. Pero si aún así no cede el llanto y no hay ninguna evidencia de intolerancia alimenticia hay que pensar que los padres deben tener poca tolerancia a los llantos o mucho temor de que su hijo no coma nada. El ritmo de alimentación de un niño de 1 año debe obedecer a su necesidad nutricional, a su actividad física y eliminación. Por tanto, hay que darle de comer hasta que tenga hambre, porque aun cuando sea algo que normalmente rechaza, con hambre lo aceptará. En principio, introducir un alimento nuevo se tarda unos 2 o 3 días y luego se establece un patrón de horarios normal en los que requiere alimentación. Ejemplo: biberón de mañana, fruta o yogurt a media mañana, comida o almuerzo, merienda, biberón o cena por la noche según sea necesario.

(Katam de Jalab Atamatak - psicóloga)

domingo, 18 de enero de 2009

Nociones básicas sobre la lactancia materna

BENEFICIOS DE LA LACTANCIA MATERNA

La leche materna es el mejor alimento que una madre puede ofrecer a su hijo recién nacido. No solo considerando su composición sino también en el aspecto emocional ya que el vínculo afectivo que se establece entre una madre y su bebé amamantado constituye una experiencia especial, singular e intensa. Existen sólidas bases científicas que demuestran que la lactancia materna es beneficiosa para el niño, para la madre y para la sociedad, en todos los países del mundo.
La leche materna contiene todo lo que el niño necesita durante los primeros meses de la vida. Protege al niño frente a muchas enfermedades tales como catarros, bronquiolitis, neumonía, diarreas, otitis, meningitis, infecciones de orina, enterocolitis necrotizante o síndrome de muerte súbita del lactante, mientras el bebé está siendo amamantado; pero también le protege de enfermedades futuras como asma, alergia, obesidad, enfermedades inmunitarias como la diabetes, la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa y arterioesclerosis o infarto de miocardio en la edad adulta y favorece el desarrollo intelectual.

Los beneficios de la lactancia materna también se extienden a la madre. Las mujeres que amamantan pierden el peso ganado durante el embarazo más rápidamente y es más difícil que padezcan anemia tras el parto, también tienen menos riesgo de hipertensión y depresión postparto. La osteoporosis y los cánceres de mama y de ovario son menos frecuentes en aquellas mujeres que amamantaron a sus hijos.

Desde otro punto de vista, la leche materna es un alimento ecológico puesto que no necesita fabricarse, envasarse ni transportarse con lo que se ahorra energía y se evita contaminación del medio ambiente. Y también es económica para la familia, que puede ahorrar cerca de 600 euros en alimentación en un año. Además, debido a la menor incidencia de enfermedades, los niños amamantados ocasionan menos gasto a sus familias y a la sociedad en medicamentos y utilización de Servicios Sanitarios y originan menos pérdidas por absentismo laboral de sus padres.

Por todas estas razones y de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Academia Americana de Pediatría (AAP), el Comité de Lactancia de la Asociación Española de Pediatría recomienda la alimentación exclusiva al pecho durante los primeros 6 meses de la vida del niño y continuar el amamantamiento junto con las comidas complementarias adecuadas hasta los 2 años de edad o más."

EL COMIENZO

Es importante que al niño se le ofrezca el pecho precozmente, a ser posible en la primera media hora tras el parto. Después de la primera hora, el recién nacido suele quedar adormecido unas horas. Durante este tiempo, es recomendable que el bebé permanezca junto a su madre aunque no muestre interés por mamar y que se estimule el contacto piel con piel entre ambos . Así, puede ofrecerse el pecho tan pronto como se observe que el niño está dispuesto a mamar (movimientos de la boca buscando el pezón, hociqueo...) y no solamente cuando llore. El llanto es un signo tardío de hambre.


¿SOLO PECHO?

Cualquier mujer puede ser capaz de alimentar a su hijo exclusivamente con su leche. La diferencia entre unos pechos grandes o pequeños, prácticamente, es la cantidad de grasa que contienen y no la cantidad de glándula productora de leche. Por otra parte, las causas que contraindican la lactancia materna (algunas enfermedades o medicamentos...) son muy raras, casi excepcionales. Hoy en día, casi todas las enfermedades maternas tienen algún tratamiento que se puede hacer sin tener que suspender la lactancia (consulta a tu pediatra).
El principal estímulo que induce la producción de la leche es la succión del niño, por lo tanto, cuantas más veces se agarra el bebé al pecho de la madre y cuanto mejor se vacía éste, más leche se produce. La cantidad se ajusta a lo que el niño toma y a las veces que vacía el pecho al día. La calidad también varía con las necesidades del niño a lo largo del tiempo. Durante los primeros días, la leche es más amarillenta (calostro) y contiene mayor cantidad de proteínas y sustancias antiinfecciosas; posteriormente aparece la leche madura. Su aspecto puede parecer “aguado” sobre todo al principio de la toma ya que es hacia el final de la misma cuando va aumentando su contenido en grasa. Sin embargo, no existe la leche materna de baja calidad; ésta siempre es adecuada al bebé y es todo cuanto necesita.

Es importante, sobre todo al principio, que no se ofrezcan al niño chupetes ni biberones. Una tetina no se “chupa” de la misma forma que el pecho por lo que el recién nacido puede “confundirse” y posteriormente agarrar el pecho con menos eficacia (se utiliza distinta musculatura de succión con el chupete y el biberón que en el proceso de succión del pecho). Esto puede ser la causa de problemas tales como grietas en el pezón, mastitis y falta de leche a la larga. Tampoco es recomendable utilizar pezoneras. Las grietas surgen porque el niño se agarra mal al pecho, así que lo importante es corregir la postura (pide ayuda a tu pediatra, matrona, enfermera de pediatría o experta en lactancia). El uso de pezoneras acorta la duración de la lactancia y además la hace muy incómoda.

Un recién nacido sano no necesita más líquidos que los que obtiene de la leche de su madre, no es necesario ni recomendable ofrecer agua ni soluciones de suero glucosado. Antes de darle “suplementos” o cualquier alimento distinto de la leche materna es conveniente consultar con el pediatra.

DURACIÓN Y FRECUENCIA ENTRE LAS TOMAS

El tiempo que cada bebé necesita para completar una toma es diferente para cada bebé y cada madre y también varía según la edad del bebé y de una toma a otra. Además, la composición de la leche no es igual al principio y al final de la toma, ni en los primeros días de vida o cuando el bebé tiene 6 meses. La leche del principio es más aguada pero contiene la mayor parte de las proteínas y azúcares; la leche del final de la toma es menos abundante pero tiene más calorías (el contenido en grasa y vitaminas es mayor). Tanto el número de tomas que el niño realiza al día, como el tiempo que invierte en cada una, es muy variable por tanto y no hay que establecer reglas fijas. Es mejor ofrecer el pecho “a demanda”. Un niño puede desear mamar a los 15 minutos de haber realizado una toma o por el contrario tardar más de 4 horas en pedir la siguiente, aunque al principio, durante los primeros 15 ó 20 días de vida, es conveniente intentar que el niño haga al menos unas 8 tomas en 24 horas. Tampoco es aconsejable que la madre o quienes la acompañan limiten la duración de cada toma, el bebé es el único que sabe cuándo se ha quedado satisfecho y para ello es importante que haya tomado la leche del final de la toma. Lo ideal es que la toma dure hasta que sea el niño quien se suelte espontáneamente del pecho.

Algunos niños obtienen cuanto necesitan de un solo pecho y otros toman de ambos. En este último caso, es posible que el niño no vacíe completamente el último, por lo que la toma siguiente deberá iniciarse en éste. Lo importante no es que el niño mame de los dos pechos sino que se vacíe completa y alternativamente cada uno de ellos, para evitar que el acumulo de leche pueda ocasionar el desarrollo de una mastitis y para que el cuerpo de la madre acople la producción de leche a las necesidades de su hijo. Por ello, se recomienda permitir al niño terminar con un pecho antes de ofrecer el otro.

Aunque el niño tome el pecho muy a menudo o permanezca mucho tiempo agarrado en cada toma, ello no tiene porqué facilitar la aparición de grietas en el pezón si la posición y el agarre del niño son correctos.

Información de : www.aeped.es